Clos Apalta image

LA BODEGA, UNA OBRA MONUMENTAL

Una gran ambición no se alimenta de proyectos modestos.Cyril de Bournet, Fundador

Alexandra Marnier Lapostolle gana el premio a la bodega más extraordinaria. Para producir su famoso vino Clos Apalta, la heredera de Grand Marnier ha construido un complejo subterráneo de siete niveles en las laderas de su tierra, con solo su techo cilíndrico que sobresale de la montaña que a su vez está rodeada por listones de madera que representan las duelas de una barrica.
Sylvain Tesson, Escritor Frances

En Clos Apalta, la tecnología avanzada trabaja junto a la naturaleza. Imaginamos esta bodega como un homenaje al vino y al paisaje de Clos Apalta. En este mundo aparentemente nuevo, no te sientes limitado por el pasado. Todo parece posible y nada ha sido prohibido.
Charles-Henri de Bournet, President and CEO de Clos Apalta

Los altos estándares hicieron que desde los primeros años de vendimia, Alexandra Marnier Lapostolle comprendiera la necesidad de una bodega dedicada exclusivamente a Clos Apalta. Al reconocido arquitecto chileno Roberto Benavente Riquelme se le pidió que diseñara un edificio con una infraestructura ambiciosa y única, armoniosamente integrada al paisaje existente. Utilizada para refinar los vinos, esta bodega fue diseñada para atender la complejidad de los terruños de Clos Apalta. Por primera vez, una obra maestra arquitectónica se convirtió en la morada del vino chileno.

HAZAÑA ARQUITECTONICA

Sobriamente funcional, pero estética y conceptualmente grandiosa, la deslumbrante belleza de la bodega no se percibe a la vista sobre el suelo, sino que, enterrada, conserva un misterio sobrecogedor. De la reflexión a la realización, se necesitaron seis años (1999-2005) para dar a luz esta bodega de 4.600 metros cuadrados, siete pisos de los cuales fueron excavados en la roca (hasta 35 metros de profundidad). En el cerro se excavaron líneas de agua subterráneas milenarias y se ha conservado la inmensa pared de rocas graníticas para recolectarla. Desde la llegada de la uva hasta su embotellado, los visitantes experimentan un viaje vertical, imitando el movimiento descendente del agua.

Una espectacular bodega, de diseño único, totalmente enterrada en la roca, cuyos volúmenes son imperceptibles desde el exterior. No aparece nada más que enormes listones de madera que representan las astillas de un barril al aire libre. ¡Una década después y atravesar la puerta de la bodega de Clos Apalta sigue causando el mismo impacto! Sigue siendo una parada imprescindible en el circuito chileno.
Michel Rolland, Enologo Consultor de Clos Apalta  

ALEGORIA A LA NATURALEZA CIRCUNDANTE

Las grandes rocas encontradas en el lugar, se convirtieron en baldosas y se colocaron en cada parte de la bodega para reafirmar este vínculo con la naturaleza. Una mesa de cata de vidrio, se abre a dos escaleras que conducen a la biblioteca de vinos, la bodega personal de la familia Bournet Lapostolle. Las veinticuatro vigas de madera, parecidas a una concha, se alzan hacia el cielo; muestran el número de meses necesarios para la elaboración del vino Clos Apalta. El reloj de sol del techo está formado por cinco piedras de granito, que son una alegoría del ciclo vegetativo de la vid: brotación, floración, cuajado, envero y madurez. La sombra que proyecta cada piedra corresponde a una etapa de la evolución del viñedo.

EN ALABANZA A LA GRAVEDAD

Preservamos los vinos de toda mecanización innecesaria: las uvas entran en las cuvas de fermentación, dispuestas en un pintoresco círculo. Abajo, una bodega de barricas asegura la crianza, antes del emsamblaje y traslado al nivel inferior para un año adicional de maduración. En el nivel más bajo se encuentra la Vinoteca, donde las botellas envejecen lentamente entre bloques de granito. 

Por su sucesión de pisos descendentes, esta bodega es 100% gravitacional. Desde la recepción de la uva hasta el embotellado, no se realiza ninguna operación de bombeo, sin estrés mecánico. Una herramienta de trabajo perfectamente adaptada.
Michel Rolland, Enologo Consultor de Clos Apalta

CERCA DEL TERROIR  

Las veintiun cuvas con capacidad para 75 hectolitros (1 hectárea y media) cada una, adaptadas a los diferentes varietales y terruños, permiten mantener la expresión individual de cada vino y permiten una vinificación de la parcela más precisa. En definitiva, es una forma hábil de crear infinitas variedades de vino. 

Nuestro objetivo es llevar la expresión de un terruño al máximo.
Charles-Henri de Bournet, Presidente y CEO de Clos Apalta 

Tal división permite hacer el vino con mucha más precisión; una precisión que se verá durante el ensamblaje final del vino.
Michel Rolland, Enologo Consultor de Clos Apalta 

Interior barrels 053
Winery con nubes